El siglo XIX
va a traer
al pueblo
cambios y
novedades.
La guerra de
la
Independencia
alteró la
economía de
los pueblos
y
parcialmente
algo de su
estructura
económica.
Así aquí,
como en
otros
pueblos, se
vendieron
terrenos
concejiles
para con su
importe
satisfacer
las
exacciones
impuestas
por los
franceses.
Aquí causó
especial
pérdida la
venta de las
Eras, que
constaban de
dos partes,
un gran
prado y una
parte de
monte y de
mata.
También esa
alarga
contienda
fue causa de
que al
pueblo
regresase
desde Madrid
el padre
agustino D.
Miguel
Huerta, que
intervino
activamente
ya en la
Junta
Comarcal de
la Sierra,
constituida
en Miranda,
ya
poniéndose
al frente de
los vecinos
por si fuere
necesario
rechazar a
los
franceses.
D. Miguel
Huerta llegó
luego a ser
predicador
de Fernando
VII, si bien
al final de
su vida se
pasó al
carlismo.
En cambio en el pueblo hubo otros personajes inclinados
decididamente
por el
liberalismo,
como D.
Antonio
Huerta,
abogado con
ejercicio en
Madrid,, y
el párroco
D. Juan
Pacheco,
diputado en
la segunda
legislatura
del Trienio
Liberal.
Ambos
contribuyeron
notablemente
a la mejora
de la
educación
primaria en
el pueblo.
Desde 1814 Sequeros estuvo propuesto en la Junta Provincial de
Salamanca
para ser una
de las
futuras
cabeceras de
los Partidos
Judiciales
que se
proyectaba
establecer
en la
provincia.
Contaba para
ello con su
situación
central en
la Sierra y
una
trayectoria
política muy
aceptable a
las
autoridades,
frente a las
candidaturas
de otros
pueblos, que
por su
geografía o
por su
historia
fueron
rechazados.
Por fin en
1834 se
estableció
aquí la
cabecera del
Partido
Judicial,
primero con
carácter
interino, y
unos años
después
definitivamente.
Este hecho,
beneficiosos
para la
villa, no
sentó bien a
otras
poblaciones,
que durante
muchos años
siguieron
intentando
que se
trasladara a
ellas
alegando ser
mayores en
población,
en dinamismo
económico o
en otros
negocios:
Esta
voluntad la
manifestaron
reiteradamente
La Alberca,
Miranda del
Castañar y
Tamames. Y
ocasionó
reclamaciones,
alguna
inquietud en
Sequeros, y
sobre todo
bastantes
artículos en
pro y en
contra hasta
el día de
hoy.
Juntamente con el Partido Judicial Sequeros obtuvo autorización
para
celebrar un
mercado
semanal y
una feria en
septiembre,
cuyo recinto
fue el lugar
llamado El
Barrero. La
estancia de
la Virgen de
la Peña de
Francia en
esta villa
por espacio
de casi
veinte años,
que había
motivado la
feria,
originó
también
recelo,
hasta que ya
mediada la
centuria fue
traslada a
La Alberca.
Posiblemente
por estos
hechos
cuando en
1872 fue
robada de su
santuario la
aludida
imagen fue
acusado
Sequeros de
complicidad
en el robo,
cuestión que
probablemente
se rodeó de
leyenda y
fantasía.
Durante esta centuria fue decayendo el cultivo del lino,
incrementándose
el de las
patatas.
Igualmente
fueron en
retroceso
actividades
artesanales
como el
tejido de
lienzos, la
sastrería y
la
zapatería.
La vida que
experimentó
continuados
años varias
epidemias,
terminaría
sufriendo al
borde
finisecular
la filoxera,
extendida
por toda la
Sierra. De
la misma se
salió ya en
el siglo XX,
reimplantando
totalmente
el viñedo
con
plantones
americanos.
Durante el siglo XIX hubo algunos políticos locales que
intentaron y
en buena
medida
fueron
logrando que
la Sierra de
Francia
mejorara en
comunicaciones.
Entre ellos
cabe
mencionar a
D. Manuel
Gil Maestre,
magistrado,
diputado
provincial,
hijo de D.
Álvaro Gil
Sanz, y más
señaladamente
a D. Agustín
Bullón, de
Santibáñez
de la
Sierra,
diputado en
Cortes,
declarado
hijo
adoptivo de
Sequeros, si
bien los
mayores
logros se
deberán a su
hijo D. Eloy
Bullón, de
quien es
preciso
hacer
mención en
la centuria
del siglo XX.
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