El
humilladero
de Sequeros
es también
conocido
como ermita
del Cristo
de las
Batallas.
Está situado
en la parte
más
occidental
del pueblo,
en un cruce
de caminos y
al comienzo
de una
llanada. Fue
construido a
finales del
siglo XVI y
comienzos
del XVII. En
sus orígenes
cuidaba del
culto y de
su
mantenimiento
la
desaparecida
cofradía de
la Vera
Cruz,
desaparecida
en 1950,
cuyo fin
principal
era asistir
a los
moribundos y
familiares
de los que
fallecían.
Su obra de
mampostería
y los dos
tipos de
granitos
empleados en
su
construcción,
uno más
dorado y
otro más
grisáceo,
dan a
entender que
hubo dos o
tres fases
en su
construcción.
Consta de
una capilla
cuadrangular
cubierta con
un
artesonado
mudéjar
pintado, que
se encuentra
en bastante
mal estado y
que será
próximamente
restaurado
por
iniciativa y
colaboración
de los
vecinos del
pueblo.
El
retablo es
de comienzos
del siglo XVII y
contiene un
Calvario
hermoso y
lleno de
humanidad;
especialmente
el Cristo,
denominado
de las
Batallas
porque a él
iban
dirigidas
las
oraciones
por los
hijos
destinados
al servicio
militar. La
imagen es
del XV y de
estilo
gótico. Le
sirve de
fondo una
tabla
policromada
en cuya
parte
izquierda
aparece una
imagen de la
Virgen
demacrada en
actitud de
oración, que
llora sin
lágrimas la
muerte de su
hijo. |
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A la derecha
se ve a San
Juan,
entristecido
y con la
mano en el
corazón como
muestra de
desolación.
Todo el
conjunto
recuerda
cierta
influencia
de los
pintores
renacentistas
del Quatrocento.
En las
paredes
laterales
del interior
pueden verse
restos de
pinturas que
aparecieron
tapadas por
la cal. El
altar está
policromado
en azul y
marcado con
el símbolo
del “Ave
María” en
tonos
dorados.
El pórtico
en el que
nos
encontramos
está formado
por dos
columnas
dóricas
sobre plinto
de tipo
toscano. Es
uno de los
lugares en
los que se
coloca un
altar el día
de la
festividad
del Corpus.
Texto de
Ramón Martín
Fotos de
María Galera
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